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El mejor tabaco del mundo

Segundo cohibaAún no eran las 10 de la mañana y y hacía calor en la sala, donde más de 30 personas clavaban su mirada en cientos de hojas, mientras algunas fumaban un cigarrillo. Hombres y mujeres de todas las edades y colores movían aceleradamente sus manos y enrollaban las hojas secas y cafés; de vez en cuando levantaban la mirada para ver a un grupo de turistas que hablaba en inglés y miraba a todas partes.

La quietud del lugar, el silencio y el sueño del guardia que yacía de pie en medio de las hileras de trabajadores fueron espantados cuando una de las turistas lanzó una propuesta al aire: ¿puedo hacer un tabaco?

El guardia miró sorprendido al hombre mayor y moreno que había estado hablando con ella en español, la guía cubana interrumpió su conferencia con los demás turistas y sólo atinó a decir: ¡Vanesa, qué vas a hacer! Luego de un silencio tensionante y la mirada inquisidora del guardia de camisa roja desteñida, uno de los turistas dijo: she’s crazy! y las carcajadas resonaron en el lugar, luego de lo cual el guardia accedió a dejarme sentar al lado de uno de los obreros.

En cuestión de segundos, mis manos limpias y con manicura se mezclaba con las gruesas y toscas palmas de José, quien intentaba explicar lentamente en qué consistía el cuento de hacer un buen habano. Yo miraba atenta, aunque no entendía mucho, mientras acomodaba una manta café de cuero en mis piernas y detallaba cada uno de los rústicos aparatos.

José dispuso las hojas: primero la cripa, una hoja flexible con aspecto de cuero, que iría al final del tabaco. Dos hojas claras, media hoja oscura que otorga el sabor fuerte, y una hoja más tostada que las demás componían el material. Lentamente el cubano me enseñó la técnica para retirar el tallo de las hojas de forma rápida y enrollar todo en la mano, para luego envolverlo en la hoja base: “tienes que apretar para que quede del mismo tamaño”, decía.

El desespero se apoderó de su cara ante mi torpeza, pero con una sonrisa logré que me ayudara a enrollarlo sin romperlo. Acomodé el rollo, que lucía como cualquier cosa, excepto como un tabaco, en una caja de madera con espacio para 7 tabacos más. Luego José puso una tapa y dijo: lo voy a prensar.

Sonreí y le pedí que me dejara hacerlo, pero se negó. Insistí y el hombre accedió y me indicó que debía girar la pieza de metal para descargar una lámina pesada sobre la caja con tabaco. Por primera vez el negro carcajeó al ver que me ponía roja pero la manibela no se movía ni un centímetro. Me pidió que me parara de su silla y dijo: “ta bien, ahora a esperar diez minutos para que termines” .

Caminé por el salón viendo a los jóvenes que tuvieron que hacer un curso de nueve meses para poder hacer lo que “la muchachita esa” estaba haciendo con sólo pedirlo. Volví donde José, retiramos el tabaco y lo envolvimos en la cripa. Ahora si lucía como un habano.

Cortamos los bordes con una rústica maquinita de metal, bastante pequeña y José adecuó uno de los extremos con goma natural y un trozo de cripa, para que pudiera ser fumado. “Ya está, ahí tienes tu primer tabaco”.

Sonreí y miré con alegría a todos, exhibiendo el tabaco como si fuera el premio nobel de literatura y pasandolo luego por mi nariz. Me despedí de José, quien volvió inmediatamente a su trabajo y seguí mostrando mi tabaco.

Luego de unos minutos en los que el guardia se distrajo, tomé un billete de 3 CUC (la moneda usada para los turistas) y lo enrollé en mi mano. Volví donde el negro y estiré mi mano, ocultando el billete. “Mirá José, gracias por enseñarme, ya sé enrollar las hojas”.

El hombre tomó el billete y lo miró con sorpresa. Uno de esos es equivalentes a 60 de los que el gana por 8 horas de trabajo de lunes a viernes, haciendo unos 150 tabacos por día. Sonrío con satisfacción, finalmente ambos teníamos lo que queríamos: él un dinero extra y yo una gran experiencia.

Mientras atravesaba la puerta, el guardia grito: oye niña, ojalá te guste, en la tienda puedes comprar algunos Cohibas. Volteé para verlo, levanté de nuevo mi tabaco y le dije: ¿para qué? ¡si ya tengo el más valioso del mundo!

*La foto que acompaña el texto corresponde al segundo tabaco, fabricado el mismo día en Viñales, en medio de una demostración para los turistas.

enero 12, 2011 at 7:01 am 7 comentarios